La alegría de anunciar la Buena Nueva
“A ejemplo de su Fundador los Hermanos conceden a la catequesis el primer puesto en su trabajo apostólico. En nombre de Cristo proclaman el mensaje de la salvación y la invitación a convertirse” (C 122).
El Venerable Hermano Gabriel tuvo un gran aprecio por la catequesis. Escribió: «No hay actividad más bella, más honrosa y más meritoria que la de catequista, si se ejerce con fe”. En su autobiografía nos dejó esta confidencia: “Me dedicaba a este ejercicio con alegría”. Tenía tal estima a este servicio eclesial que solicitó y obtuvo del Papa Gregorio XVI el título de “Catequista apostólico”.
Desde los tiempos del Fundador los Hermanos llevamos a cabo la catequesis en dos ámbitos distintos: La catequesis en las escuelas y la catequesis en las parroquias.
Nuestros centros educativos promueven la creación de grupos de iniciación y profundización en la fe. Cada grupo sigue un itinerario de formación adaptado a la edad y al proceso de maduración de sus componentes. La finalidad de la catequesis es ayudar a que la Palabra de Dios sea acogida en el interior de los corazones y a poner a la persona en contacto con Jesucristo. Es una tarea que dura toda la vida.
Por eso, los itinerarios formativos se prolongan en los grupos juveniles, comunidades juveniles y comunidades adultas.
Muchas personas viven su fe alimentadas desde la espiritualidad de Nazaret.
