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Nuestra misión: la animación litúrgica

Herederos del dinamismo apostólico de su Fundador, los Hermanos se dedican a promover la vida litúrgica de la que son activos participantes y animadores” (C 123).

Toda la vida del Hermano Gabriel está profundamente marcada por la vivencia de la liturgia. Él lo expresó en “adornar los altares”, “ayudar a los sacerdotes en las ceremonias del culto” y “desempeñar las funciones de cantor o sacristán”.

El Concilio Vaticano II definió el papel de la Liturgia en esta bella frase: “La liturgia es la cumbre a la que tiende la actividad de la Iglesia y al mismo tiempo la fuente de donde mana toda su fuerza” (SC 10). ¡Qué bien lo intuyó el Hermano Gabriel al unir en su misión: la escuela, el templo y la casa. Dicho de otro modo: educación, catequesis y liturgia!

Pretendemos motivar a los jóvenes y adultos de nuestras obras educativas y parroquias a participar de la vida de fe de la Iglesia local e insertarse en ella. Favorecemos la participación de todos, tratando de adaptar las expresiones a los diferentes ambientes y edades, dentro del respeto al espíritu de la celebración y a las normas de la Iglesia.

La animación litúrgica que llevamos a cabo consiste en: preparar la liturgia, ambientar la iglesia, hacer las moniciones y las lecturas, dirigir los cantos, animar a la participación de todos, explicar los símbolos o gestos que se utilizan, formar en la liturgia, ayudar al orden y la atención…