El carisma de la Congregación es un don del Espíritu Santo dado en origen al H. Gabriel Taborin en favor de la Iglesia y que se prolonga en el tiempo. Se expresa en cuatro elementos:
Identidad
Sus miembros son religiosos que, respondiendo a la llamada del Padre, y movidos por el Espíritu Santo, consagran a Dios su vida en la Iglesia conforme al carisma del Instituto. Todos los miembros del Instituto son Hermanos y llevan este nombre (C 2 y 4).
Espiritualidad
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La Sagrada Familia da su nombre al Instituto e inspira la espiritualidad de los Hermanos.
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La vida de Jesús, María y José, como familia, será siempre su punto de referencia. Los Hermanos aprenden a meditar y a vivir el
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Evangelio a la luz del misterio de Nazaret donde Jesús comenzó a cumplir lo que más tarde había de predicar. Esta espiritualidad nazarena anima toda su vida. (C. 5 – 8)
Espíritu
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Los Hermanos contribuyen a realizar el plan de salvación mediante el espíritu propio del Instituto, que es el espíritu de familia. Este espíritu deriva de los lazos vitales que unían a los miembros de la Sagrada Familia de Nazaret y cuya fuente primera es la Santísima Trinidad.
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El espíritu de familia, núcleo vital de la espiritualidad de los Hermanos, anima las relaciones entre ellos y pone una nota distintiva en su manera de obrar, los orienta en su misión entre los hombres, caracteriza su tarea educativa y refuerza los vínculos de humana solidaridad allá donde son enviados (C. 11 y 14).
Misión
- El Instituto de los Hermanos de la Sagrada Familia participa en la misión de la Iglesia para edificar el reino de Dios en el mundo. Participan en su pastoral principalmente por medio de la educación cristiana, la catequesis y la animación litúrgica.
- Conforme al deseo del Fundador, el Instituto permanece disponible para realizar tareas apostólicas que puedan exigir las necesidades de tiempos y lugares (C 15 y 16).
