Santidad de vida del V.H. Gabriel
Gracias a Dios, el número de personas que preguntan sobre el PROCESO DE BEATIFICACIÓN del Hno. Gabriel Taborin es cada día mayor. Esto nos hace palpar que su conocimiento se va acrecentando.
Es necesario difundir SU VIDA y SUS VIRTUDES para que todo el pueblo cristiano conozca a este AMIGO DE DIOS y experimente la eficiencia de su poder de intercesión ante Dios.
¿QUE PUEDE HACER USTED CONCRETAMENTE?
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Ante todo REZAR para que Dios glorifique a su humilde Servidor, concediéndonos un milagro
por su intercesión. (Puede hacer la NOVENA al Fundador desde el 16 al 24 de cada mes).
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Ofrecer los dolores y trabajos de cada día, con el mismo fin.
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DIFUNDIR estampas, folletos, afiches, etc. Cada uno de los miembros de la Familia Sa-Fa (padres, docentes, alumnos, Hermanos, amigos, allegados, etc) tiene que convertirse en un celoso difusor de su vida y de su pensamiento.
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Sería bueno que, como ya lo han hecho en algunos lugares, se propicie la imposición del nombre HNO. GABRIEL TABORIN a calles, plazas, escuelas, hogares, etc, de manera que se valore su importancia no sólo eclesial sino como hombre ilustre para los pueblos.
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También es muy importante, en cuanto sea posible, peregrinaciones a Belley, donde se pueda
ofrecer una visita guiada de la casa, la tumba y otros lugares propios del Fundador.
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Cuando reciba una gracia, no deje de comunicarla, hace bien a todos saber lo que Dios nos
da a través de nuestro Padre y Fundador
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Cuando Usted considere que la GRACIA recibida es tan importante que puede tratarse de
“UN MILAGRO” (una curación INSTANTÁNEA,TOTAL y DURADERA en la que la ciencia no intervino):Trate de reunir todos los estudios, análisis, etc (historia clínica) con la que se pueda probar el hecho particular.
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Haga una “RELACIÓN” detallada (redacción) donde conste ¿QUIÉN? es la que recibió la gracia, ¿QUIÉN? le sugirió pedir por intercesión del Hno. Gabriel; ¿QUÉ? se hizo; ¿CUÁL? fue la respuesta de Dios, en fin informar sobre todo lo que pueda ayudar a clarificar el hecho.Envíelo sin demora a la CASA PROVINCIAL de los HH o al ANIMADOR PROVINCIAL.
TODO ES DE SUMA IMPORTANCIA. Recuerde que Gabriel no hace milagros. Los milagros los hace Dios, el único que puede hacerlos, porque se lo pide el Hno. Gabriel que es su amigo y nuestro intercesor.
– Si está dentro de sus posibilidades, envíe su ayuda económica para la Causa de Beatificación.
La alegría de ver pronto al Hno. Gabriel en los altares, redundará en gloria y honra a Dios y al Instituto.
LA IMPORTANCIA DE LOS MILAGROS EN UNA CAUSA DE BEATIFICACIÓN
Para la Beatificación del Hno. Gabriel Taborin nos es necesario presentar UN MILAGRO, regularmente aprobado y además una “FAMA SIGNORUM ” verificada debidamente, es decir, la demostración del renombre de los milagros y de las gracias durante todo el tiempo transcurrido después de la muerte del servidor de Dios.
La Iglesia quiere reconocer oficialmente un renombre de santidad y de milagros (“Fama sanctitatis et fama signorum”) reconocidos ya por la historia.
De esto se desprende que nosotros tenemos que convencernos que las gracias y favores obtenidas por intercesión del Hno. Gabriel deben ser conocidos por el mayor número posible de personas y que la vida y las virtudes del Fundador de los R S. F. deben ser conocidos fuera del instituto por el mayor número posible de personas.
Es necesario todo este trabajo humano para obtener la autorización de la Iglesia en el culto de dulía.
El culto tributado a los santos se denomina de DULIA O VENERACIÓN, el cual se distingue del culto de LATRIA O ADORACIÓN, debido sólo a Dios y el de HIPERDULIA O SOBREVENERACION O VENERACIÓN SUPERIOR que corresponde sólo a la Santísima Virgen, Madre de Dios.
¿POR QUÉ LA IGLESIA LO EXIGE?
Porque ella cree en Dios y porque quiere ampararse en la seguridad antes de tomar una decisión de tan grande importancia como es la de una beatificación.
Con respecto a los milagros ha de demostrarse jurídicamente, desde el punto de vista histórico, que son hechos innegables; desde el punto de vista filosófico, que se ha producido al margen y sobre las leyes de la naturaleza; y desde el punto de vista teológico, que ello ha sido por una intervención especial de Dios, después de la muerte del Siervo de Dios y por su intercesión, buscando su glorificación.
El milagro es en efecto el “SIGNUN DEI”, el “SI” de Dios a lo que la Iglesia se prepara a declarar, es decir: que el servidor de Dios, habiendo vivido en el pasado, pero viviendo todavía en el recuerdo de los hombres y en Dios, ha llevado una vida santa y ha merecido ser honrado, porque ha practicado las virtudes en grado heroico.
En realidad el milagro debería ser la conclusión de una seguidilla ininterrumpida de gracias y favores que el servidor de Dios, después de su muerte no se ha detenido jamás de obtener de la misericordia de Dios en favor de sus hijos y en favor de cualquiera que le invocado.
En este momento, la Santa Sede exige UN MILAGRO para la beatificación y luego OTRO para la canonización. En el estado actual no podremos tener la beatificación del H. Gabriel sin presentar un verdadero milagro, realizado por su intercesión
CADA MILAGRO TIENE POR ASÍ DECIRLO CUATRO PROTAGONISTAS:
* El que lo pide…
* Aquel que es objeto del milagro.
* El que intercede cerca de Dios.
* Y Dios que sólo puede concederlo.
DIOS posee el poder de obrar milagros y en el curso de la historia, ha tenido muchas veces la ocasión de hacer conocer sus preferencias.
EL HNO. GABRIEL TABORIN cuando ha sido invocado con fe y confianza también ha demostrado saber interceder de manera eficaz.
EL ENFERMO, EL ACCIDENTADO, O LA PERSONA QUE NOSOTROS QUISIÉRAMOS sacar de apuros, y devolver a la salud, debe también colaborar con nosotros purificar sus intenciones, proclamar su resignación, insistir por su cuenta de todo corazón y con toda el alma y con todas sus fuerzas …
NOSOTROS los peticionantes, de os apuntar más al bien del enfermo que a la gloria que pudiera resultar para el Hno. Gabriel con un milagro.
¿QUÉ ES UNA RELACIÓN?
Es una redacción, un texto escrito por el que certificarnos un favor, una gracia, una celebración, un acontecimiento en bien propio o comunitario por intercesión del Venerable Hno. Gabriel Taborin.
Para la elaboración del texto de la relación conviene tener en cuenta el modelo con las siguientes indicaciones:
a). – Fecha
b).- Encabezamiento: dirigirla al Postulador, al Vice Postulador o al Uno. Provincial.
c).- Objeto: El porqué de la relación narrando ordenadamente los hechos importantes; describiendo y haciendo las apreciaciones, observaciones y consideraciones relevantes en el hecho que se quiere destacar.
d).- Firma, aclaración de firma y colocar el número de documento.
e).- Sellos (personal, del Instituto, etc.)
f).- Consignar el domicilio del o de los firmantes
g).- Conviene adjuntar a la relación: fotografías, folletos, etc.
h).- Las relaciones deberán ser escritas en hojas tamaño según las normas IRAM número 4.
i).- Consignar la oración o invocación que realizó; ¿fue personal
o comunitaria?
MODELO DE UNA RELACIÓN PARA ENVIAR A LA POSTULACIÓN
Encabezamiento oficial de la Casa y dirección Fecha: …………………….
A la atención del Postulador para la Causa de glorificación del Venerable Hno. Gabriel Taborin.
Objeto: ……………………………………………………………………………….
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(Texto de la relación: los hechos, su exposición y descripción … si se presenta la ocasión remarcar advertencias, observaciones, consideraciones de valores puestos en juego).
Sello Firma ( o firmas)
Nº de Documento. Domicilio
N.B. Es necesario añadir:
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Los impresos utilizados: programas, invitaciones, posters, etc.
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Los materiales que han sostenido las actividades realizadas: orden del día, programas, textos de oraciones, etc.
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Fotografías, grabaciones, videos, etc.
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Contribuciones escritas (reflexiones, advertencias, evaluaciones) que han participado en la actividad.
EN BUSCA DE LOS SANTOS
Hemos extraído algunos pasajes de una entrevista concedida por el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Marcello Semeraro, publicada en L’Osservatore Romano el 31 de mayo de 2021.
Hay infinitas formas de definir la santidad. Una de ellas es considerarla un modelo, de hecho “el modelo “, de la belleza de una criatura humana. Esto es lo que hace desde 1969, año de su nacimiento, el departamento vaticano encargado de escudriñar la vida de los candidatos a los altares: buscar en sus rasgos los del Evangelio, para que todo cristiano pueda verlos como testigos creíbles y sobre todo imitables. Detrás de la proclamación de un santo hay un escrupuloso esfuerzo colectivo, que dura años, a veces décadas, y requiere la intervención de diversas competencias y un complejo de costes (el presupuesto del dicasterio para 2021 ronda los 2 millones de euros). La “fábrica de los santos” es una expresión que puede ser simpática, si se entiende en sentido positivo, es decir, como un lugar donde se trabaja mucho para llegar a la presentación seria y honesta de personas dignas de este título.
Como nos recordó el Concilio Vaticano II, la santidad es ciertamente una vocación universal, para todos y cada uno. El reconocimiento oficial de la santidad de un cristiano, se puede decir que es una tradición antigua. Desde los primeros tiempos, en efecto, cuando se difundía la noticia de algún mártir, o de alguien que había vivido el Evangelio de manera ejemplar, se les proponía como modelos de vida a todo el pueblo y como intercesores ante Dios en las necesidades de los creyentes. La Iglesia siempre ha creído que la santidad es alcanzable por sus miembros y que deben ser conocidos y propuestos para la veneración pública.
El balance espiritual y pastoral de estos cincuenta últimos años desde la institución de la Congregación para las Causas de los Santos (1969) es positivo: hasta 2020 el número total es de 3003 beatificaciones y 1479 canonizaciones. Casi 1.500 son las Causas actualmente en la Congregación y 600 en las diócesis. Para estos y otros datos, se puede visitar el sitio de la Congregación (www.causesanti.va), que ofrece de forma ágil y completa toda la información sobre la Congregación y sobre el camino de la santidad.
Partiendo de la “fama de santidad y de signos” en el pueblo de Dios, la investigación tiene una primera fase en la diócesis (apertura del proceso, recogida de testimonios y documentos, constitución de un tribunal con expertos teológicos e históricos). Una vez llevado a Roma, se asigna un relator que guiará al postulador en la elaboración del volumen donde se sintetizan las pruebas recogidas en la diócesis para reconstruir con certeza la vida y demostrar las virtudes o el martirio, así como la relativa fama de santidad y los signos de que gozaba el Siervo de Dios. Se trata de la Positio, que luego es estudiada por un grupo de teólogos y, en el caso de una “causa antigua” (es decir, relativa a un candidato que vivió hace mucho tiempo y del que no hay testigos oculares), también por una comisión de historiadores. Si estos votos son favorables, el expediente se someterá a un nuevo juicio de los cardenales y obispos de la Congregación. Si, finalmente, también esto es favorable, el Santo Padre puede autorizar la promulgación del decreto sobre la heroicidad de las virtudes o sobre el martirio o sobre la ofrenda de la vida del siervo de Dios, que se convierte así en venerable: es decir, se le reconoce haber ejercido en grado “heroico” las virtudes cristianas (teologales: fe, esperanza y caridad; cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza; y otras: pobreza, castidad, obediencia, humildad, etc.), o haber sufrido un auténtico martirio, o haber ofrecido su vida, según las exigencias del dicasterio. La beatificación es la etapa intermedia con vistas a la canonización. Si el candidato es declarado mártir, se convierte inmediatamente en beato, de lo contrario es necesario que se reconozca un milagro, debido a su intercesión. Por lo general, este acontecimiento milagroso es una curación considerada científicamente inexplicable, juzgada así por una comisión médica compuesta por especialistas, tanto creyentes como no creyentes. Los consultores teológicos se pronuncian primero sobre el milagro y luego los cardenales y obispos de la Congregación y el Santo Padre autorizan el decreto correspondiente. Para que se produzca la canonización, es decir, para que sea declarado santo, se debe atribuir al beato la intercesión eficaz de un segundo milagro, ocurrido después de la beatificación.
Podemos decir que, en las últimas décadas, la veneración de los santos ha vuelto al primer plano de la vida de la Iglesia, que reconoce la necesidad de su testimonio para la comunidad creyente. La “contemporaneidad” de un santo, en efecto, no viene dada tanto por la proximidad cronológica -aunque sean muchas las causas concluidas o en curso de nuestros beatos y santos contemporáneos- como por ser una figura completa, rica en pasión humana y cristiana, en deseo de lo sobrenatural, en hambre de justicia, en amor a Dios y en solidaridad hacia todo hermano.
Los santos son precisamente las semillas que maduran y dan mucho fruto, según la parábola del Evangelio. La santidad es siempre la misma, en lo fundamental, pero es siempre nueva en sus figuras concretas, como ha recordado el Concilio Vaticano II (Lumen Gentium, 41); toma aspectos diferentes en los mártires, en las vírgenes consagradas, en los ermitaños, en los monjes, en los pastores de la Iglesia, en los príncipes de las naciones, en las órdenes mendicantes, en los misioneros, en los contemplativos, en los educadores, en los santos de la caridad social.
En cuanto a los desafíos, los de la Congregación son los mismos que los de la Iglesia y su presencia en el mundo. La Iglesia es una fuente de credibilidad tanto para la santidad objetiva de la fe, de los sacramentos, de los carismas, como para la santidad subjetiva de los cristianos. Esto es lo que profesa el artículo del Símbolo Apostólico: “Creo… en la comunión de los santos”, que significa la comunión de los bienes santos y de las personas santas. Todo santo lleva al crecimiento y a la unidad de todo el cuerpo de la Iglesia; todo santo es consciente de que su tarea es una misión de Iglesia. Los santos son figuras completas, viven de la pasión humana y cristiana, del deseo de lo sobrenatural, pero también del hambre y la sed de justicia, del amor a Dios y de la solidaridad con cada hermano.