El Hermano Gabriel era un hombre de oración. Su relación con Dios era fuerte, intensa y permanente. Amaba la liturgia y la oración comunitaria de la Iglesia. Practicaba con asiduidad la meditación y la oración personal. En sus libros y escritos hay muchos consejos sobre la oración. Seleccionó y redactó muchas oraciones para elaborar el libro de oración de la Congregación y para los libros destinados a las familias y a los alumnos de las escuelas de los Hermanos. Pero el Hno. Gabriel se dejó también modelar en la oración.
Quienes lo conocieron de cerca (el Hno. Amadeo, el Hno. Federico) afirman que la invocación a la Santísima Trinidad “Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo” era su expresión orante más fuerte. Estas fórmulas de oración han sido recogidas en los escritos del Hno. Gabriel entre muchas otras.
1. Oración para pedir la humildad
Hijo eterno de Dios; que eres igual al Padre y que te anonadaste tomando la naturaleza humana y la condición de servidor,
te humillaste incluso haciéndote obediente hasta la muerte de la cruz,
enseñadme a ser humilde.
Haz que aprenda de ti que eres manso y humilde de corazón:
enseñadme esta gran lección, en la que consiste toda la ciencia del hombre:
que no soy nada por mí mismo y que si poseo algo, lo he recibido de ti, y que debo devolvértelo.
Colócame bajo tu mano todopoderosa para hacerme conocer y sentir mi nada, mi debilidad y mis pecados. (El ángel conductor de los peregrinos de Ars)
2. Acto de ofrenda
¿Qué podré devolver yo al Señor por todos los beneficios que he recibido de él? ¿Acaso puedo yo rehusar mi entrega total a quien se ha dado enteramente a mí? Te ofrezco pues, Señor, todo lo que soy: Te ofrezco mi cuerpo, mi alma, mi corazón, mi vida, mi salud, todo lo que tengo de bueno y todo lo que más quiero, para que todo esté consagrado únicamente a tu gloria. (Nuevo Guía)
3. Escucha de la Palabra de Dios
Habla, Señor, que tu servidor escucha: ¿qué quieres de mí? que sea manso y humilde de corazón, que me niegue a mí mismo, que busque el reino de Dios y su justicia, y tú me aseguras que el resto me será dado por añadidura; que perdone de corazón a todos los que me han ofendido, que me haga violencia para entrar en el reino de los cielos: he aquí lo que creo. Dame, Dios mío, la fuerza de practicar lo que creo: Y tuya, Señor, será toda la gloria.(Nuevo Guía)
4. Amor de Dios
Dios mío, Tú no sólo me has amado el primero, sino que me has amado hasta el exceso… Después de esto, ¿puedo yo no amarte? ¿y qué medida puede tener mi amor, si no la de amarte sin medida? Sí, Dios mío, te amo más que a todos las cosas, pues nada en el mundo es comparable a ti; y declaro que en adelante, ayudado por tu gracia, nada será capaz de separarme de tu amor. (Nuevo Guía) Oh Dios, cuya sabiduría es la norma de todas las cosas, y cuya Providencia da a cada uno el lugar que le es propio, te doy las gracias, y me contento con el estado de vida y con la condición a la que has querido llamarme. Haz que sepa conocer mis deberes, y dame la gracia de cumplirlos. Haz que amando mi vocación, permanezca fiel a ella, y que me comporte de una manera digna de ella, y de ti que a ella me has llamado. (El ángel conductor de los peregrinos de Ars)
5. Oración para pedir la paz
¡Oh Dios, de quien viene los santos deseos, los rectos consejos y las obras de justicia! Concede a tus servidores esta paz que el mundo no puede dar, para que, liberados del miedo de nuestros enemigos, nos dediquemos con todo nuestro corazón a la práctica de tus mandamientos, y gocemos de la tranquilidad de los tiempos bajo tu protección, por nuestro Señor Jesucristo. Amén. (El ángel conductor de los peregrinos de Ars)