Una vez más resonaron las palabras del Hermano Gabriel Taborin: “No hay función más bella, honrosa y meritoria para quien la ejerce con fe, que la de catequista” (N. Guid 892). En estos tiempos tan difíciles para Burkina, la ceremonia de envío de 26 parejas de catequistas en misión, 13 en la escuela de catequistas de Gèlgê y 13 en la de Imasgo, causó alegría y emoción.
Al final de sus cuatro años de formación, el sábado 7 de mayo en Gèlgê y el jueves 12 de mayo en Imasgo, una celebración solemne acompañó la ceremonia de envío de las parejas de catequistas con sus familias.
Un año más, Camsafa pudo asegurar la dotación de herramientas de trabajo para todas las parejas en colaboración con la Oficina Misionera Diocesana de la Diócesis de Turín, que desde hace años nos apoya y acompaña en la realización de este proyecto a través de la Cuaresma de Fraternidad. El catequista en Burkina Faso, como en la mayor parte de África, es considerado la mano derecha del sacerdote. Él y su esposa asisten a una escuela de formación de catequistas durante cuatro años, al final de los cuales la pareja es enviada por el obispo en misión a una parroquia donde ejercerá su mandato. La diócesis les proporciona una casa y tierras para cultivar. La pareja tendrá que vivir de su trabajo. Para ello, se les proporciona un arado, un carro, una bicicleta y un telar. Verdaderamente un signo de esperanza en el país todavía tan probado por la situación nada fácil.