LA ESPIRITUALIDAD Sa-Fa
El núcleo vital de la espiritualidad Sa-Fa es el “espíritu de familia”, como fue vivido y presentado por el Hno. Gabriel Taborin: «El espíritu de cuerpo y de familia nace de la caridad y, en consecuencia, de Dios que es la caridad misma. Todos los miembros que componen una Congregación en la que, de verdad, exista este espíritu, tienen un solo corazón y un alma sola; se aman y se ayudan mutuamente, comparten las alegrías, las penas, los éxitos y los fracasos de todos; las atenciones recíprocas y una entrañable fraternidad unifican los espíritus y caracteres más diversos; lo que es de uno pertenece a todos y dejan de tener sentido las palabras «mío» y «tuyo»; cada uno se considera menos que los otros y Dios reina sobre todos… (Circular n° 21, IV, del 2 de julio de 1864).
La espiritualidad Sa-Fa tiene como fuentes las mismas que las de toda vida cristiana, con algunos matices propios:
– La liturgia y la vida sacramental, en particular los sacramentos de la vida cotidiana del cristiano (la Eucaristía y la Reconciliación) y la celebración de la fiesta de la Sagrada Familia.
– La palabra de Dios, escuchada y meditada a la luz del misterio de Nazaret. Los textos que se refieren a la vida de Jesús, María y José en Nazaret, los evangelios de la infancia de Cristo, y los que se refieren a la fraternidad y a la familia en la Biblia merecen una mayor atención.
– La oración personal y comunitaria, con la memoria de la Sagrada Familia y algunas oraciones propias (invocaciones a la Sagrada Familia, cantos y oraciones). Existen también algunos símbolos y objetos creados para expresar la espiritualidad (el cuadro de la Sagrada Familia, el escudo, etc).
– La vida y las enseñanzas de la Iglesia, en particular las que se refieren a la vida consagrada, la familia, la educación cristiana, la catequesis, la liturgia, etc.
– La vida del Hno. Gabriel Taborin (su carisma, sus escritos) y la vida del Instituto de los Hermanos de la Sagrada Familia y de la Familia Sa-Fa (su historia, los lugares y culturas en los que vive y se encarna hoy).
Los contenidos de la espiritualidad Sa-Fa pueden sintetizarse así:
– La imagen de Dios. El punto focal de la espiritualidad, que es el misterio de Nazaret, lleva a ver en Dios la comunidad de amor que es la Santísima Trinidad. La relación entre la Sagrada Familia, la Trinidad divina y la comunidad cristiana es esencial.
– El misterio de Nazaret. La vida de Jesús, María y José formando una familia en Nazaret revela el aspecto familiar y cotidiano del misterio de la encarnación. El misterio de Nazaret está en relación con todos los otros misterios de la vida de Cristo (vida pública, muerte y resurrección) y de la vida cristiana.
– La Iglesia como familia de Dios. A la imagen de Dios-Trinidad como familia, corresponde la de la Iglesia como familia de los hijos de Dios. Vivir en la Iglesia es entrar en relación con todas sus componentes y contribuir a su crecimiento, hasta reunir a todos los hijos de Dios dispersos.
– Una mirada sobre el mundo. La espiritualidad Sa-Fa lleva a ver el mundo como lugar donde habita la gran familia de los hijos de Dios, donde empieza a construirse su Reino, y a valorar la diversidad de culturas.
– La existencia cristiana inspirada por el misterio de Nazaret. La tradición espiritual del Instituto, contemplando el cuadro de la Sagrada Familia, ha sintetizado la vida cristiana en estas tres dimensiones:
En Nazaret se oraba.
La vida de oración de Jesús, María y José en Nazaret invita a la fidelidad a la oración personal y comunitaria y a la apertura a Dios, por la fe, en medio de las ocupaciones de la vida. Invita igualmente a progresar en la familiaridad en las relaciones con Dios para vivir nuestra condición de hijos/hijas de Dios que se expresa en el “Padre Nuestro”.
En Nazaret se trabajaba.
La vida de trabajo de la familia de Nazaret inspira todas las dimensiones del trabajo: actividades domésticas y profesionales, relacionadas con la misión y la solidaridad. El misterio de Nazaret muestra que la encarnación consiste en asumir progresivamente lo humano para transformarlo desde dentro y preparar el anuncio del evangelio e impulsa la esperanza para colaborar en la construcción del Reino de Dios.
En Nazaret se amaba.
La vida familiar de Jesús, María y José en Nazaret lleva a vivir el gran mandamiento del amor en la relación con Dios y en todas las relaciones humanas, desde los ámbitos más cercanos (familia, comunidad, grupo, parroquia) hasta los más extensos en las relaciones eclesiales y sociales. El espíritu de familia, en cuanto forma característica de vivir la caridad, lleva a tejer relaciones de tipo familiar y fraterno en todos los lugares donde uno vive y trabaja.
En la tradición del Instituto, para ayudar a vivir el espíritu de familia, se ha mantenido la expresión de las llamadas “pequeñas virtudes”. Son éstas: la cortesía, la afabilidad y condescendencia, la disimulación caritativa de las faltas de otros, la indulgencia y la paciencia, la igualdad de carácter y la santa alegría, la compasión y la atención en el servicio. Para cultivarlas se han propuesto dos medios: la “agilidad de espíritu”, entendida como capacidad de colocarse en el punto de vista del otro teniendo en cuenta su edad y mentalidad, de no creerse en posesión de la verdad, de mantener una actitud de simpatía hacia el otro, y la “delicadeza de corazón”, entendida como condescendencia, afabilidad en el trato, confianza y alegría.
La Familia Sa-Fa dispone también de algunos métodos y formas de trabajo, vividos y experimentados a lo largo del tiempo en el Instituto de los Hermanos de la Sagrada Familia:
– El esfuerzo por vivir la vida cotidiana en todas sus dimensiones a la luz del “espíritu de familia”.
– La lectura y meditación de la Palabra de Dios desde el misterio de Nazaret.
– La interpretación y discernimiento de los signos de los tiempos “con ojos nazarenos”.
– La construcción de la comunidad (grupo, familia) a través de la reunión comunitaria y el proyecto de vida.
– La formación según el carisma del Instituto, según las Guías de formación.