UNA MIRADA GLOBAL
La “Vida Toda” que aparece en el cuadro expresa la experiencia básica y primera de sentir que “Dios está” o “de que estoy en las manos de Dios”. Dios está en la vida y la vida está en Dios. La vida del hombre se desarrolla con Dios porque El se metió para siempre en la humanidad de cada cual.
“En Dios vivimos, nos movemos y existimos” leemos en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Jesús es el centro, es el otro aspecto claro de la globalidad del cuadro.
Todo gira entorno a Jesús. Y el Padre es la referencia clara de Jesús y todo lo que se mueve alrededor de El.
El Padre y Jesús bajo la acción difusa pero firme y permanente del Espíritu. El Padre es la referencia durante toda la vida de Jesús, el Padre es el criterio de todo su actuar, de su oración, de su entrega: sólo importaba la voluntad del Padre.
Y aparece también “la ambigüedad de la figura del padre”: José y el Padre Dios. José que es y no es el Padre, es el que indica, orienta, anuncia, da testimonio del Padre pero no es el Padre. El que encarna y asume la vocación del Padre pero dice “No soy yo”. José asume la vocación pero se calla, trabaja y obedece.
María la madre, la que permite que su vientre sea el “humus -la tierra- el fermento”, la que recibe, acoge la vida y permite que José con su figura de padre “oriente-dirija-muestre-revele” a Jesús quien es su verdadero Padre.
MIRÉMOSLO EN DOS PLANOS: EL PLANO HORIZONTAL Y EL PLANO VERTICAL
El plano horizontal: el desarrollo de la vida humana cotidiana, de los vínculos y relaciones, de la apertura a los otros, de la realidad del mundo concentrada en esa imagen.
El plano vertical: de la apertura a la transcendencia, de la apertura a Dios y a la búsqueda de sentido, fundamento de nuestra fraternidad cotidiana.
CONTEMPLAR LOS SIGNOS, LOS GESTOS Y A LAS PERSONAS MISMAS
- Contemplar los pies: los pies indican el movimiento, es ir hacia… es la oración y la misión. Ir hacia el Padre y hacia los otros.
- Contemplar las manos: las manos son el hacer, la creatividad, el trabajo…es estar con los hombres, abiertos.
- Contemplar las miradas: es el ser con los demás, el vincularse, intimar, adentrarse en la intimidad, en la vida, quererla, promoverla, ocuparse de ella… es la Caridad, el amor.
- María: Es el rostro femenino del padre Dios. La que acoge, recibe, espera y guarda la Palabra, la semilla de la vida en su corazón. Escucha, recibe, espera y entrega. Recibe, acepta y espera la acción de Dios mientras guarda en su corazón lo que va aconteciendo. María, la que revela la presencia del Espíritu a través del fruto de su vientre. La que recibe, acepta y guarda en su corazón el “querer” del Padre.
- José: El rostro paterno de Dios Padre, el que revela el actuar misterioso del Padre Dios, el que se fía de Dios, el que asume sobre su humanidad el “proyecto de Dios” que supera y transciende los criterios y miras puramente humanas. Sobre sus espaldas cae la transcendencia del “querer-aparecer-actuar” de Dios que se distancia del nuestro como el cielo de la tierra. José acoge, asume, se calla, trabaja, obedece y se fía de Dios. José revela en su humanidad el destino y vocación humanos; orienta, dirige, cuida y administra el proyecto de Dios junto con María.
- Jesús: Es el centro de las miradas, de la acción, de las manos de los otros integrantes y del movimiento de sus pies. El Padre Dios y el Espíritu Santo, a través de María y José, han puesto toda su predilección en el Hijo amado. Jesús es el principio y horizonte de todo, es el centro de la vida.
CONTEMPLAR LA PROYECCIÓN DEL CUADRO HOY EN ESTE MUNDO
Hacer nacer, dar a luz al cuadro en el corazón, pintarlo en el corazón es llevar este proyecto de vida cristiana, este Nazaret a la realidad de cada día:
- Laico en el mundo siendo memoria y recuerdo de la realidad de la vida humana, cotidiana con sus alegrías, tristezas y esperanzas. Ser consciente que el proyecto de Dios, la familia de Dios se construye en el tiempo y espacio, en la historia.
- Consagrado y orientado al Padre y a los demás por el Bautismo que me hace responsable de este mundo y de mis hermanos. Somos don de Dios para ser dados a los demás y devueltos al Padre. Receptor de la vida Trinitaria y animador de ella en este mundo.
- Fraterno y solidario. Cercano, próximo, al lado, en medio de los otros, entre los otros, con los otros. Todos repercutiendo e influyendo en los demás. Generadores de vínculos que por nacer de la entrega del Señor Jesús supone los mismos gestos por los que le reconocieron: partirse, romperse y repartirse.
Este es el Nazaret al que se nos invita a entrar hoy y a reinventarlo en nuestro mundo. Allí donde nos toque hacer historia. La fraternidad (el hacerse próximo como Jesús en la familia de Nazaret para crear la familia de Dios) supone la Filiación y Paternidad de Dios (el reconocimiento, agradecimiento, alabanza, adoración, súplica y perdón del Padre) fuente de toda paternidad y fraternidad.
Supone el reconocimiento y alabanza (ORACION), el compromiso y esfuerzo (TRABAJO) y la solidaridad cercana (AMOR).
De ahí que “SE ORABA, SE TRABAJABA Y SE AMABA” resulta una síntesis del misterio de Nazaret y del contenido del Cuadro.En Nazaret “SE ORABA, SE TRABAJABA Y SE AMABA” resume el estilo de vida cristiana que los Hnos. han descubierto en la Familia de Nazaret y han plasmado en el Cuadro Oficial para ofrecerlo a todos.
“EN LA ORACION, EL TRABAJO Y LA CARIDAD: LA PAZ” se sintetiza el contenido de la vida cristiana que se quiso hacer aparecer en el Cuadro Oficial.
Hno. Aurelio Arreba